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Educadores

Hemos confeccionado una breve guía acerca de distintas manifestaciones que podrían detectarse en la escuela.

Aspecto general: reducción significativa de peso en poco tiempo. Evita mostrar su cuerpo. Ropa ancha. Aspecto triste. Progresivo aislamiento, pérdida de interés generalizada.

Rendimiento académico: suele estar distraída, cansada. Dificultades para concentrarse. Mareos, ocasionalmente desmayos. Hiperexigencia. No puede disfrutar sus logros. Paulatinamente, tanto en la bulimia como en la anorexia, las calificaciones descienden a medida que avanza el trastorno.

¿Qué hacer en caso de observar algún tipo de trastorno?

Corrobore sus dudas, intente investigar si verdaderamente se trata de un trastorno que requiere asistencia. Busque la opinión de otros docentes.

Si coinciden con usted intenten decidir la conveniencia de hablar con los padres. Ello dependerá fundamentalmente de las características de la persona en cuestión y también de su familia.

Es importante no olvidar que quien padece un desorden alimentario puede querer recibir ayuda o no, pero siempre tiene el derecho de conocer las acciones de los adultos con respecto a ello.

Una vez advertido el problema será imprescindible recurrir a un centro especializado que pueda realizar el diagnóstico y elabore el tratamiento adecuado.

Si los padres se rehusaran a buscar ayuda profesional, las autoridades de la escuela podrían recurrir a un centro especializado para asesorarse en los modos de intervención posibles.

La escuela tiene un rol fundamental en la detección precoz. También puede colaborar en el acompañamiento del tratamiento estando informada de la evolución y de las dificultades que podrían presentarse tanto en el rendimiento académico como en la inserción social, hasta tanto se alcance cierta remisión de los síntomas.

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